El aire, como tal, raras veces aparece en los sueños, y cuando llega a ser visible es como una brisa temblorosa, tanto límpida y transparente, como teñida de diversos colores y aspectos.
Cuando es perfectamente límpido y apacible augura un período próspero, un viaje feliz o la recuperación de algo perdido. A veces incluso parece perfumado, lo que todavía es mejor presagio, pues indica serenidad, relaciones con gente importante y éxito en los negocios.
Pero si este aire límpido y claro está agitado anuncia un peligro próximo, seguramente una enfermedad; y si se percibe como notablemente frío puede anunciar una pérdida, seguramente de un amigo sincero.
Si el aire es brumoso nos advierte para que seamos prudentes, ya que son de temer peligros por falta de circunspección.
Cuando el aire está teñido por una coloración rojiza es que son de esperar calamidades públicas, disturbios o revueltas en el lugar de nuestra residencia.
El aire oscuro, casi negro, que llega a ocultar el cielo, indica desavenencias y discordias con nuestros superiores, pero si posteriormente este aire se aclara es que estos problemas fueron debidos a malos entendidos y todo se solucionará finalmente.