En la inmensa mayoría de los casos, soñar con un muerto significa una fijación inconsciente con dicho muerto o con lo que el muerto simboliza.
Pero lo general, soñamos con el muerto tal y como era en vida en una especie de nostalgia de tiempos pasados.
Muchas veces estos sueños nos retrotraen a la infancia y nos vemos con nuestros padres o alguna persona querida, que en la actualidad ya han fallecido.
Otras veces, cuando ya se está jubilado, nos soñamos en la plenitud de la vida desempeñando nuestra profesión ya abandonada; también aquí aparecen como vivas personas que la compartieron y que ya han fallecido.
En todos estos sueños, los sentimientos y emociones que se perciben no tienen nada de triste, al contrario, suelen ser alegres o nostálgicos, y en el fondo el sueño revela la insatisfacción por la vida actual y el deseo inconsciente de retroceder en el tiempo, y los muertos que acompañan al soñador son meros testigos de aquel tiempo pasado que consideramos fue mejor.
Otras veces el sueño es terrible y el muerto se nos aparece acusador y vengativo; en este caso se trata de un complejo de culpabilidad ligado con la figura del muerto o, lo que es más frecuente, el muerto sirve de testimonio acusador de la causa del complejo de culpabilidad, sin que, a lo mejor, ni tan sólo sepamos de quién se trata.
Por último, existe el caso de quien ha perdido a un ser amado y no se consuela de su muerte; íntimamente se niega a reconocer el hecho fatídico.
Algún tiempo después sueña con el ser amado, que muere durante el sueño. En este caso, el sueño es como una constatación de que a partir de aquel momento su alma acepta como un hecho real la muerte de aquella persona.