Estaba en la casa de mis abuelos paternos, en la típica sala antigua conversando con familiares. Un murciélago entró de alguna forma y empezó a volar dando vueltas por la sala. Algunos se asustaron. Lo único que dije fue - déjenlo tranquilo, no hagan nada, en cualquier momento se va a parar en algún sitio -. El murciélago en poco rato aterrizó y se echó en la mesa de la sala justo enfrente mío. Se le veía viejo y enfermo, pero el color me llamó mucho la atención, era un marrón con negro opaco. Después de unos segundos se acomodó y voló a morderme en la cara. Me desperté